Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2018

DECENCIA

Recuerdo que el adjetivo decente era habitual en el vocabulario de mis abuelas. Para aquellas mujeres a las que les tocó vivir la etapa más puñetera de nuestra historia, la decencia era algo que se traducía en el vestir, en la manera de estar, en las apariencias y en las conductas. Y no estoy hablando de la moralina que la tradición judeocristiana ha alimentado durante siglos, sino de una concepción mucho más terrenal de lo que para ellas significaba andar con la cabeza alta, no tener mácula, poder ser incluso un espejo en el que los demás pudieran mirarse. No era la decencia de una falda más o menos corta, sino la de no tener obstáculo para mirar los demás de frente y sentir que todo lo que uno alcanzaba en la vida tenía que ver con su trabajo, con su dedicación y con la coherencia entre los discursos y la práctica. En estas últimas semanas, en los que la vida pública española nos ha dado tantas razones para querer exiliarnos, he recordado esa decencia de mis abuelas. Y he vuelto

¿POR QUÉ LOS HOMBRES DEBERÍAMOS LEER EL LIBRO LA LACTANCIA MATERNA?

Desde que fui testigo del embarazo de la madre de mi hijo, tomé conciencia de lo radical de una experiencia que yo nunca podría vivir y de la ignorancia que yo tenía, y que en gran parte sigo teniendo, sobre lo que representa gestar a un ser humano. No pude hacer otra cosa que ser acompañante cómplice y observador de lo que ella estaba viviendo, como una vez nacido nuestro hijo  lo fui de esos momentos en que se producía entre ellos una comunión cuando él se agarraba al pecho de su madre para alimentarse.  Esa imagen tan idílica no duró mucho tiempo porque el pequeño se quedaba con hambre y ella lo sufría como si le fuera la vida en ello. La madre no podía evitar sentirse culpable. Años más tarde yo entendería que sobre ella estaba cayendo todo el peso de una cultura que administra con alevosía el concepto de mala madre. Sin embargo, cuando nuestro hijo empezó a alimentarse con el biberón, todas aquellas sombras desaparecieron. Su madre recuperó la libertad y su tiempo, yo pude impl

EL TALLER DE ESCRITURA: Una clase sobre la jodida Europa

La última película de Laurence Cantet, que tiene una evidente línea de continuidad con La clase, y por supuesto también con la dirigida por su coguionista Robin Campillo - la necesaria y emocionante 120 pulsaciones por minuto - , tiene la gran virtud de presentarnos un retrato nítido de muchas de las cosas que están pasando ahora mismo en Europa. La reunión de varios jóvenes en un taller de escritura en una localidad costera cercana a Marsella se convierte en el pretexto y en el contexto perfecto para que el director nos hable, a través de sus personajes, de la deriva de un continente sacudido por muchas amenazas. La principal, tal vez, representada en esos chicos y chicas que dialogan y se interpelan, es la liquidez de un futuro para el que parecen faltar agarraderas, más allá de las perversas y hasta peligrosas que dibujan el miedo y la inseguridad.  Basada, como es marca de la casa, en una estructura muy teatral, así como en la frescura que otorgan unos jóvenes que no son act

QUÉ ES UN CHICO Y PARA QUÉ SIRVE

Hace unos días la filósofa Ana de Miguel reflexionaba en un lúcido y necesario artículo sobre cómo en las sociedades formalmente iguales que vivimos, las chicas más jóvenes continúan siendo socializadas de acuerdo con unos mandatos que las reducen a meros objetos sexuales (https://elpais.com/elpais/2018/05/10/opinion/1525956123_579679.html). Gracias al consumo creciente de pornografía a través de Internet, pero también a una cultura que reproduce con insistencia el binomio hombre deseante/mujer deseada, ellas son prisioneras de unos modelos que las cosifican y que continúan colocándolas en una posición subordinada. Es decir, las chicas   siguen atrapadas en el paradigma de ser para otros, esclavas de un cuerpo que ponen a disposición de los varones, de unas reglas del juego en las que, bajo su aparente libertad de elección, tienen todas las de perder. El artículo de la autora de Neoliberalismo sexual tiene lógicamente su reverso. Es decir, de la lectura de todo lo que en él se

NO SIN MUJERES: NO NOS MIRES, ÚNETE

El pasado miércoles se puso en marcha a través de las redes sociales una iniciativa mediante la cual un grupo de hombres del ámbito de las Ciencias Sociales  asumimos el compromiso de   no participar en actividades académicas en las que no se cuente con mujeres , de manera similar a como hace unos años  ya habíamos hecho las socias y los socios de Clásicas y Modernas . De esta forma, hemos querido llamar la atención sobre uno de los ámbitos en que de manera más flagrante continúa reproduciéndose la desigualdad y que no es otro que el relacionado con la ciencia y el conocimiento. Como nunca me cansaré de repetir, si el patriarcado continúa vivo y coleando es gracias al sostén de una cultura machista y del dominio masculino del poder. Un poder en el que, por supuesto, hay que situar el que se traduce en dominio de los saberes, en la definición del prestigio intelectual, en el cuasi monopolio de las referencias científicas. La lógica de la democracia paritaria (que puestos a ser riguro

EL DERECHO FUNDAMENTAL A MORIR

Tal vez la principal falla de las sociedades patriarcales, neoliberales y progresivamente deshumanizadas que habitamos, es el divorcio cada vez mayor entre el que podríamos llamar «orden dominante» y el que, de la mano de mis maestras feministas, identificaría como el «orden amoroso de la vida». Si analizamos con detenimiento buena parte de los debates que en los últimos años se están planteando en torno a los derechos humanos, a la dignidad o la justicia social, buena parte de ellos podríamos ser atendidos satisfactoriamente si los contemplásemos como hilos que irremediablemente hemos de ir trenzado para configurar ese tapiz que podemos identificar como buen vivir. Un buen vivir que tendría que ver con nuestra autonomía siempre relacional, con la solidaridad, con los vínculos amorosos que siempre suman y que nos hacen interdependientes, con el principio esperanza como vacuna frente a las distopías. Lo opuesto, por tanto, a las dinámicas depredadoras, individualistas y liberales que

LUZ CASAL O CÓMO SER SIEMPRE EL ROJO DEL AMANECER

Yo tenía una tía que se llamaba Luz y que desgraciadamente murió justo con la edad que yo tengo ahora mismo. A mí tía Luz, de la que tanto aprendí y que ahora continúo sintiendo como una hada madrina que me cuida,  le gustaba mucho  Mari Trini , esa mujer tan singular que poco tenía que ver con los años que le tocó vivir y que deberíamos redescubrir como ejemplo de talento y autonomía. El pasado viernes, en el Teatro El Silo de Pozoblanco, otra Luz,   Luz Casal , cerraba la primera parte de su concierto homenajeando a  Mari Trini  con una bellísima versión de sus  Amores . En esa especie de oleaje que es un concierto de la asturiana, yo sentí que de alguna forma el círculo se cerraba, y no para concluir una historia, sino para continuar girando. Como ese estribillo al que siempre vuelves y en el que, música mediante, siempre habita una parte de nosotros. Dos luces, tres mujeres, aprendiendo a vivir en cada estación. Desafiando al vértigo de los días. He disfrutado muchas ocasiones

CUSTODIA COMPARTIDA: EL TERROR MACHISTA

La indignación provocada por la bochornosa sentencia del caso de “La Manada” ha dado lugar a que una vez más, desde diferentes instancias, reclamemos la urgencia de que todo el personal que interviene en la Administración de Justicia reciba una adecuada formación y sensibilización en materia de género. No estaría de más, por ejemplo, que juezas y jueces asistieran a seminarios permanentes en los que a través del cine se les mostrara, visto que para algunos y para algunos parece complicado entenderlo, qué efectos provoca el machismo, dónde están las raíces de la violencia de género o por qué son tan necesarias en pleno siglo XXI las vindicaciones feministas. Sin duda, la recientemente estrenada  Custodia compartida  debería formar parte de ese ciclo. Xavier Legrand, que en 2013 estuvo nominado a los Oscar por un cortometraje titulado  Avant que de tout perdre , en el que plasmaba la angustia de una mujer que, después de haber sido víctima de malos tratos, decide abandonar a su mari