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Mostrando entradas de enero, 2018

LA MARAVILLOSA SRA. MAISEL o cómo superar con alegría la mística de la feminidad

Con demasiada frecuencia puede parecer que la lucha de las mujeres por la igualdad, y que incluso las propuestas teóricas y vindicativas que conlleva el feminismo, están reñidas con la alegría y, no digamos, con el sentido del humor. Estamos tan habituados a poner el énfasis en la condición de víctimas de las mujeres que hasta en ocasiones me temo que el patriarcado usa esta dimensión como una estrategia más para reinventarse a través de miradas paternalistas. Por supuesto que es necesario tener presente, analizar con rigor y trabajar para superar las terribles discriminaciones que han sufrido y sufren las mujeres, pero no es menos cierto que deberíamos subrayar mucho más su reconocimiento como agentes, su valor como seres autónomos y, en íntima conexión con ello, la enorme alegría que supone vivir el feminismo como una ética emancipadora. Algo que le añade sin duda una épica que nada tiene que ver con el heroísmo tradicionalmente monopolizado por los varones. Por todo ello, y des

120 PULSACIONES POR MINUTO: La lucha personal (política) por la dignidad

Rodada como si fuera un documental, 120 pulsaciones por minuto  no solo nos recrea con rigor periodístico, y sin renunciar a la emoción, un momento clave en la historia del movimiento LGTBI, sino que también es un magnífico ejemplo de cómo los derechos humanos se traducen en la lucha de los más débiles frente a los poderosos. La película de Ruben Campillo podría servirme perfectamente para explicarle a mi alumnado qué significa la dignidad humana, los derechos ligados a ella y, lo que es más importante, cómo las conquistas de aquélla se han realizado siempre a través de luchas en las que se han sumado dos factores esenciales: lo personal se ha hecho político y el "nosotros" se ha superpuesto al sujeto singular.  Con un abuso de las imágenes de las asambleas en las que el colectivo ActUp- París trataba a principios de los 90 poner en evidencia la pasividad de los gobernantes y los intereses perversos de la industria farmacéutica ante el avance galopante del SIDA, la pel

TIERRA DE DIOS o el paraíso de los hombres tiernos

Aunque las comparaciones con la inolvidable Brokeback Mountain son inevitables, Tierra de Dios es un relato más descarnado, más pegado a la tierra, no solo sobre la pasión entre dos hombres sino sobre cómo la masculinidad puede ser una jaula. La primera película de Francis Lee nos sitúa en un entorno rural y, sobre todo, hace que sea parte del relato la interacción entre los humanos protagonistas de la historia y los animales de la granja en la que viven y trabajan. La fotografía, el color, el ritmo con el que está rodada la historia, responden sin duda al objetivo de ubicarnos como seres también deseantes y amantes en la Tierra, en un entorno donde lo habitual ha sido que veamos historias de proveedores y aventureros, en un espacio donde el tiempo parece avanzar a otra velocidad y donde, milagrosamente, no existe ni el ruido ni la deshumanización de lo urbano. La historia de amor entre Johnny, el joven granjero de Yorkshire que trata de escapar de su soledad y de su propia cár

IZQUIERDA ACOBARDADA, CIUDADANOS TRIUNFANTES

La respuesta de la alcaldesa de Córdoba ante las conclusiones presentadas por la Comisión Municipal de Memoria Histórica es un ejemplo más de la cobardía de la que hace gala la izquierda de este país, o al menos la izquierda que tuvo hace años la oportunidad de cambiarnos a mejor. En cuestiones clave para la ética y la convivencia democrática, como pueden ser el laicismo, la memoria histórica o la imposición de frenos a los poderes salvajes que nos controlan, nos seguimos encontrando con una izquierda que parece atemorizada. Prisionera de un centro que sueña como la clave de su éxito electoral y cada vez más indefinida ante los retos de una sociedad en la que vemos cómo continúa imparable la desigualdad. Frente a una derecha neoliberal que encuentra un hábitat perfecto en un mercado en el que siempre gana el más fuerte, la izquierda, y no solo la de este país, parece acomplejada. Absolutamente desubicada y, lo que es peor, sin el nervio ético y político que le permita ser en el sigl

EL EMPODERAMIENTO DE KATHERINE

A propósito de Los archivos del Pentágono A estas alturas no creo que nadie pueda dudar de la maestría de Spielberg detrás de la cámara. Nos podrán gustar más o menos sus películas, podremos discutir si en ocasiones es demasiado complaciente con el espectador, pero no cabe duda de que es un mago contando historias y que se ha convertido en un clásico que continúa sorprendiéndonos con buen cine. Su última película, titulada en nuestro país  Los archivos del Pentágono,  es otra magnífica muestra de lo bien que sabe el director de  ET  contar historias que son complejas, de manera que quien las ve se siente interpelado y no puede evitar sentir empatía por los personajes. Y todo ello sin olvidar una máxima que otros muchos directores olvidan con frecuencia y que no es otra que el sentido del espectáculo con el que sabe inundar la pantalla.  Se ha hablado mucho estos días de la oportunidad de estrenar esta película justo ahora, cuando se cumple un año del mandato de Donald Trump por

ALANIS: Una pretty woman sin su Richard Gere.

El cine está lleno de representaciones edulcoradas de las mujeres prostituidas. Ahí están desde Irma la dulce  a Pretty woman  para demostrarlo, por no hablar de la tramposa y brutalmente machista Princesas  de Fernando León de Aranoa. La crítica feminista Pilar Aguilar  han analizado con bisturí violeta estas representaciones y a ellas me remito. Véase por ejemplo el trabajo que aparece en el volumen coordinado por Laura Nuño y Ana de Miguel,  titulado  Elementos para una crítica del sistema prostitucional (Comares, 2017). En esta narrativa, la prostitución es contemplada por supuesto al margen de las relaciones de género, sin ningún tipo de valoración crítica sobre el sujeto masculino que la demanda y, en el mejor de los casos, desde una mirada paternalista que incluso rodea a estas prácticas de una aureola hasta romántica. Por eso es tan de agradecer que una película como Alanis, no casualmente dirigida y escrita por una mujer, Anahí Berneri , huya de esos clichés y nos mue

TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS: Mildred contra la pandilla

Fue la gran triunfadora en los Globos de Oro, en la noche en que el protagonismo correspondió más que a las películas al grito de “basta ya” de tantas mujeres. Su éxito ha pasado un tanto desapercibido frente al negro vindicativo de las actrices y, sobre todo, frente al impecable discurso de Oprah Winfrey. Casi nadie ha subrayado cómo justamente haya sido esta película, y no otra, la que se alzara con más galardones en la misma ceremonia que premió a producciones televisivas tan militantes como Big Little lies o El cuento de la criada . Me gustaría pensar que no es casualidad que esta historia, que además de indudables valores cinematográficos nos lanza una serie de mensajes muy contundentes, sea la que en 2018 sirva también para recordarnos que la feminista es la gran revolución pendiente. La historia de una mujer de 50 años, interpretada con esa mezcla de contención e ironía con la que Frances McDormand hace grande cualquier personaje que cae en sus manos, que alza la voz fren

2018 FEMINISTA

El optimismo es sin duda una de las mejores cosas que he aprendido del feminismo. Aunque mi razón, tan deudora de la unilateralidad masculina, me lleve con alguna frecuencia al vértigo que me hace sentir al borde del precipicio, desde hace algún tiempo intento agarrarme siempre al hilo que va hilvanando el futuro. De esta manera, recupero aunque sea en el último instante el aliento que siempre habitó en las manos costureras de mi madre, en las siempre activas de mis abuelas, en las educadoras de mis maestras, y así trato de continuar el largo y frondoso aprendizaje que supone desprenderse de ataduras y sentir que un mundo más ancho se abre ante mis ojos. Asumido que la vulnerabilidad es mi mayor fortaleza. Aunque mi ciclo vital, como constante alumno que soy, se abre cada septiembre, es inevitable al empezar el año abrir los diarios y contemplar los raíles por los que el tren de la vida continuará buscando estaciones. Y aunque no soy de hacer propósitos de enmienda, ni mucho menos

THE DISASTER ARTIST o el sueño de un final feliz.

"Su sueño se había hecho realidad y lo que la gente decía era falso y lo que decían las películas era la verdad: merecía la pena; merecía la pena dejarse aprisionar por los brazos auténticos, aunque el abrazo no se repitiera nunca" E. Morgan Forster. Me enamoré de James Franco cuando lo vi hacer de novio de Sean Penn en la inolvidable Harvey Milk. Desde entonces he seguido su atípica carrera y he ido admirando su capacidad camaleónica, además de por supuesto su atractivo que va más allá de la desarmante sonrisa con la que nos seduce desde la pantalla. Si alguna duda me podía quedar del talento de este singular actor, The disaster artist me ha confirmado que es un artista total, capaz de hacer una de las cosas más difíciles en el cine: una buena comedia. La película que se alzó con la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián, rompiendo así la regla no escrita que parece valorar menos las comedias en este tipo de certámenes, nos reconcilia con el cine