Ir al contenido principal

LA MUJER QUE FUE REY

Todos recordamos la Reina Cristina de Greta Garbo, su androginia y su mirada rebelde en unos años en blanco y negro en los que, obviamente, no resultaba tan fácil extraer en la pantalla todas las aristas de un personaje histórico tan complejo y apabullante. Aquella versión romántica y ciertamente falsificadora de buena parte de la historia, es ahora enmendada por una película más que interesante en la que sí que vemos a "la mujer que fue rey". Un título que revela la tensión esencial del relato: la vida de una mujer que ha de asumir una posición masculina, para lo que en muchos casos no tendrá más remedio que asimilarse al referente viril, pero que al mismo tiempo pretende revolucionar los métodos de quienes ocupaban el poder. Una mujer que pretende sustituir las armas por la lógica de la racionalidad, los campos de batalla por bibliotecas y que, además, no quiere sentirse enjaulada en el destino de ser esposa y madre. 

La película dirigida por Mika Kaurismaki va más allá de su valor divulgativo y hasta pedagógico. Con la inestimable ayuda de una actriz que dota de corporeidad y mirada inteligente a Cristina (Malin Buska), la cinta no es solo un buen ejemplo de cine histórico sino que también tiene la virtud de que sus personajes trascienda el momento en el que se sitúan y nos coloquen frente a dilemas que hoy también tienen que ver con nosotros. Cuestiones como el peso político de las religiones o la fuerza liberadora de la cultura como base esencial de una política orientada al bien común están presentes en  una trama que pone al descubierto como la racionalidad - entendida en términos masculinos - debe ser sometida a revisión. Pero además, y es el eje esencial del relato, la película nos muestra a una mujer empoderada en un mundo de hombres, que se niega a asumir las expectativas de género que le obligarían a ponerse vestidos con encajes o a no alzar la voz frente a los todopoderosos varones,  y que además lucha por ser fiel a sus deseos no necesariamente heteronormativos. De esta manera, vemos en la pantalla algo que no es habitual: una mujer protagonista, que toma las riendas de su destino y junto a ella, alrededor, un grupo de hombres en roles secundarios y absolutamente sobrepasados por la inteligencia de ella.


La Reina Cristina, la mujer que fue rey es pues un estupendo espectáculo cinematográfico que no solo nos recupera una de esas figuras femeninas mal tratadas por la Historia, sino que también nos interpela sobre algunas de las cuestiones que seguimos debatiendo en pleno siglo XXI: el choque entre la razón y la religión, el poder civilizatorio de la cultura o la diversidad afectivo/sexual. Y, por supuesto, como eje esencial que recorre toda la historia la lucha de una mujer  - de todas las mujeres  - por construir de manera autónoma su proyecto de vida. Aunque para ello tengan que renunciar al trono heredado de sus padres. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad

EL ÁNGEL DE AURORA Y ELENA

  El dolor siempre pasa por el cuerpo. Y la tristeza. También el goce, los placeres, la humillación. Somos cuerpo atravesado por las emociones. Los huesos y la piel expresan los quiebros que nos da la vida. Esta acaba siendo una sucesión de heridas, imperceptibles a veces, que nos dan nombre. Algunas supuran por los siglos de los siglos. Otras, por el contrario, cicatrizan y nos dejan tatuados. Las heridas del amor, de los placeres, de los esfuerzos y de las pérdidas. Estas últimas son las que más nos restan. Como si un bisturí puñetero nos arrancara centímetros de piel.   Sin anestesia. Con la desnudez propia del recién nacido. Con la ligereza apenas perceptible del que se va. No puedo imaginar una herida más grande que la provocada por la muerte de un hijo apenas recién iniciado su vuelo. Por más que el tiempo, y las terapias, y   las drogas, y los soles de verano, hagan su tarea de recomposición. Después de una tragedia tan inmensa, mucho más cuando ha sido el fruto de los caprich

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía frente a un n