"... Es a las mujeres y a los hombres que todavía sobreviven a aquellos años de espanto, a todos aquellos a los que la vida ha encorvado la columna del cuerpo pero aún mantienen recta la columna del alma, a todos ellos, a quienes quiero dedicar este libro."
Con esta dedicatoria termina el libro con el que cerrado el 2012 y he abierto el nuevo año. La primera novela de Lluis Llach es una recreación emocionante y romántica de los años de la II República y de la guerra civil en el barrio de La Barceloneta. De manera muy cinematográfica (no en vano el protagonista le va contando su historia a un hipotético director de cine), y que nos refleja de qué se compone su memoria, el cantautor tiene el gran acierto de transportarnos a un lugar (no sólo desde el punto de vista espacial, sino temporal). A través de la historia de cuatro amigos, contada por la voz de Germinal (un nombre que es ya toda una declaración de intenciones), Llach consigue transportarnos a una época de sueños y de posteriores derrotas, a unos momentos en los que todo parecía estar por hacer y a los que luego trajeron la brutalidad y el dolor.
"...<<el nuevo mundo>> era el dominio de los brutales, de los capaces de la brutalidad más perversa sin temores de mano ni de conciencia... El fascismo debe ser eso, la brutalidad colectivizada"
Todo ello además en un microcosmos muy singular, no sólo Barcelona, sino uno de sus barrios más auténticos. Un barrio de pescadores y obreros, de soñadores, de gente humilde y de colectividad solidaria. Un lugar que todavía hoy sigue manteniendo parte de esos aromas y que Llach recrea con la ternura de quien bien conoce un espacio que es mucho más que un simple lugar en el mundo. Un espacio abierto al mar, a los horizontes amplios, con olor a sal y a comidas recalentadas. Donde un día abrió sus puertas la Escuela del Mar y muchos empezaron a descubrir que...
"La verdadera cultura es el conjunto de todos los acontecimientos que la humanidad ha adquirido con el paso de los siglos: descubrimientos, filosofía, arte, historia... Todo lo que el ser humano ha aprendido o inventado, incluso los grandes errores, como las guerras... Memorizamos las fechas, aprendemos a comprender los hechos más importantes, los avances , los desastres, y así tenemos referencias, refinamos comportamientos, adquirimos educación, nos damos, a veces muy deficientemente, formas y normas... Todo junto nos ayuda, y al final hasta nos permite convivir. ES BUENO QUE LA GENTE AMASE CULTURA, muy bueno.
(...) Pero tampoco quisiera esconderte que el mundo está lleno de cretinos que tienen una gran cultura. Si no, te engañaría. ¡Lleno! También pasa lo contrario, gente que no tiene cultura, o muy poca, sabe caminar por la vida y se hace valer y querer gracias a su inteligencia. Pero cuando van las dos juntas, Germinal, cuando la cultura y la inteligencia se dan la mano, la persona que tiene ese don hace se cultura un jardín prodigioso por el cual se pasea, observándola, y mientras disfruta, con su inteligencia evalúa, compara, manipula, discierne y extrae conclusiones que le permiten tomar una decisión y así replantar el jardín que no deja de florecer."
Y, al fin, "Memoria ..." es una también una intensa y bella historia de amor. Trágica, como casi todas las grandes historias de amor. Germinal y David, David y Germinal. El "Amigo Amado". El amor como redención y, tal vez, la venganza como impulso irrefrenable en el ser humano. La memoria de unos ojos pintados que, me temo, es la memoria de muchos hombres y muchas mujeres que habitaron su "Barceloneta" singular cuando a principios del siglo XX en este país a unos cuantos locos les dio por soñar que era posible avanzar sumando cultura e inteligencia.
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