6 de noviembre de 2012, 20 horas.
"Una sociedad decente es aquella que no humilla a ninguno de sus miembros"
Avishai Margalit
Después de tanto tiempo de malas noticias, de desconfianza creciente en el Estado de Derecho, de insatisfacción con los mecanismos institucionales de la democracia y de amargura ante la crisis del Estado Social, esta tarde hemos abierto una pequeña/gran ventana que nos permite respirar y, sobre todo, seguir pensando que la IGUALDAD es el músculo que mueve los sistemas constitucionales.
Frente a las posiciones reaccionarias y los argumentos morales o religiosos, se ha impuesto la lógica de los derechos humanos, de la garantía de la dignidad, de la protección del libre desarrollo de la afectividad y la sexualidad. Se ha dado pues un paso de gigante en el entendimiento de los derechos humanos como "procesos de lucha por la dignidad" (Joaquín Herrera).
Siempre que se produce una conquista de este tipo me gusta pensar hacia atrás y hacia adelante. Por un lado, lo hago en todos aquellos y aquellas que durante siglos sufrieron humillaciones y hasta persecuciones penales por sus preferencias sexuales. Recuerdo a todos y a todas los que se dejaron la piel en su lucha por ser no simplemente tolerados, sino reconocidos. Por otra parte, pienso hacia adelante. En el mundo que vivirá mi hijo y en el que, al menos en esta parte privilegiada del planeta que le ha tocado vivir, será libre para decidir que hace con su cuerpo y con sus deseos.
Es tiempo pues la celebración y para, desde ella, recuperar la confianza en lo que implica, desde el punto de vista ético y humano, una democracia. Por ello, todos los que durante estos largos siete años se han mantenido en sus posiciones negadoras de la igualdad deberían hoy, como mínimo, entonar el "mea culpa" y reconocer lo equivocados que estaban y el daño que con su cerrazón han hecho directa o indirectamente en muchas personas. Algo que de manera especial deberían hacer los obispos, tan acostumbrados a hablar del perdón y del arrepentimiento desde sus púlpitos.
Esta noche, al igual que en esas noches en que la Roja gana una copa, todos deberíamos salir a la calle para celebrar, nada más y nada menos, que la sociedad española es un poquito más decente que ayer.
Fotografía: De la película MI NOMBRE ES HARVEY MILK
Como bien dices, esto es un paso para recuperar la confianza en esa democracia en la que nos cuentan que vivimos, esa en la que dicen que TODOS somos iguales ante la ley, y esperemos que no sólo en este tema, sino también en otros asuntos que engloban de lleno el significado "democracia", se siga luchando y trabajando por conseguir una sociedad en la que todas las personas tienen los mismos derechos.
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